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Este blog empieza hoy para compartir mi gran pasión por la cocina.

Muchas de las recetas que pongo las tengo de mi madre o de mi abuela, o me las pasan mis amigas.

Otras las he aprendido en mi escuela de hostelería, o las he ido encontrando en mis numerosas visitas a diferentes blogs, y una buena parte, se me han ido ocurriendo sobre la marcha cogiendo lo que pillaba por la despensa y en la nevera.

Este blog nace para recopilar todas estas recetas y compartirlas con mi gente, y con quien quiera pasarse por aquí, mostraros las cosillas que vaya haciendo y por supuesto recibir también los consejos de quien crea que puede aportar algo.

Hala, a cocinar!!!!!

sábado, 30 de abril de 2011

JORNADAS GASTRONÓMICAS EN LA ESCUELA DE HOSTELERÍA FERNANDO QUIÑONES: LA COCINA DEL REFRANERO


Este jueves tuvimos nuestra tercera jornada gastronómica en la Escuela de Hostelería Fernando Quiñones.

Aquí he contado ya la primera, que fué la de  Cocina navarra , y me queda por contar la segunda, que fué de cocina oriental, pero no quería dejar pasar más tiempo para contar esta tercera ya que ha causado bastante expectación.

El tema de esta jornada era "Cocina del refranero", y consistió en crear unos platos basándonos en refranes muy conocidos.
Lo normal es que el refrán hable de ciertos alimentos o platos que ya existen, pero nosotros le dimos la vuelta y lo hicimos al revés: fueron los refranes los que inspiraron los platos.

Resulta que vinieron a grabarnos de la agencia EFE, y hemos salido en algunos periódicos, con vídeo incluido.

En   este enlace del periódico "El Mundo" podréis ver el artículo, y también el vídeo.

He estado mirando y nos han colgado ya en varios sitios de noticias, y en algún que otro blog, como Directo al paladar, que es uno de mis blogs favoritos.

En fin, que me ha hecho mucha ilusión y quería ponerlo aquí para compartirlo con vosotros.

El menú era el siguiente:


Tan sano es el trabajo como en la sopa el ajo
No es mucho perder un boquerón para pescar un salmón
Con jamón y buen vino se anda el camino
No hay cocinera, sin tomates a su vera
Entre col y col, lechuga
Te conozco bacalao aunque vayas “disfrazao”
Ave que vuela, a la cazuela
Uvas y queso saben a beso

Esto fue lo que se encontraron las personas que vinieron a comer al restaurante cuando leyeron el menú.

Vamos, que no tenían ni idea de lo que iban a comer.

Cada refrán se convertiría en el siguiente plato:

Como aperitivos:
"Tan sano es el trabajo como en la sopa el ajo":  Ajo blanco de coco con crujiente de ajo

"No es mucho perder un boquerón para pescar un salmón":  Lasaña de boquerones con verduras

"Con jamón y buen vino se anda el camino":  Tosta de jamón y salmón con mermelada tomate y una reducción de Pedro Ximenez.

"No hay cocinera, sin tomates a su vera":  Cazuelita de patatas, puerros y tomates.


"Entre col y col, lechuga":  Ensalada lombarda, pera, nueces, miel y tofu.
"Te conozco bacalao aunque vayas disfrazao": era un exquisito Bacalao al pil-pil con crema de guisantes, puré de patatas de dos colores  y crujiente de calabacín.


“Ave que vuela a la cazuela”: consistía en un cilindro de pasta filo relleno de pato asado y mango, y acompañado de una reducción de mango y naranja, supremas de naranja y chips de batata.

Y de postre, que como en las otras ocasiones, lo hicieron los compañeros de 1º de cocina, el refrán "Uvas y queso, saben a beso" , se transformó en una rica tarta de queso con espuma de uvas.
 

Aquí unas fotitos de varios compañeros de clase


Como ya he comentado en alguna ocasión, nuestra profesora divide la clase en grupos de 4 o 5 personas, y cada grupo se encarga de una receta.
En esta caso, nuestro grupo fué el encargado de hacer el Cilindro de pasta filo relleno de pato asado y mango, reducción de naranja y chips de batata.
Es interesante, pues sobre una idea inicial que era básicamente una receta de pato, fuimos cambiando cosas, que si añadimos por aquí los chips, que si por aquí la reducción, hasta que salió la receta tal y cual la voy a poner aquí y que apenas tiene nada que ver de la idea de la que partimos.

Próximamente pondré también la receta del bacalao al pil-pil.
Tengo que reconocer que nunca había mirado como se elaboraba un pil-pil, y aunque le correspondía hacerlo a otro grupo, tuve la ocasión de aprender a hacerlo en un huequito que estuve más libre y me resultó de lo más curioso y laborioso así que pronto os lo contaré.

Volviendo al pato, con estas cantidades saldrán unos 6 cilindros.

INGREDIENTES:

Un pato (a quien no le guste, también puede hacerlo con pollo, que queda rico)

1 mango en su punto

Un par de puerros

Dos o tres zanahorias

Dos kilos de naranjas de zumo

Una o dos batatas

Pasta filo

Mantequilla

Aceite de oliva

Sal

ELABORACIÓN:
Asaremos el pato al horno.
Para ello, cogemos una fuente y la pintamos con aceite de oliva.
Hacemos casi todas las naranjas, reservando solo 1 o 2 enteras.
Limpiamos bien el pato de vísceras, abrimos un poco los muslos y las alas para separarlos del cuerpo y lo salpimentamos.
Un chorreoncito de aceite por encima y a la fuente de horno.
Lo metemos a unos 180º el tiempo que haga falta hasta que esté tierno (No os pongo tiempo  en concreto porque dependerá del tamaño del pato).
Mientras se va horneando, lo vamos bañando con zumo de naranja de vez en cuando.
Una vez hecho, dejamos que se enfríe un poco y lo desmenuzaremos.

Hacemos el fondo:
Con los huesos y restos de carne que se queden pegados,y la verdura (los puerros y las zanahorias), montaremos un fondo: lo pondremos todo en abundante agua y dejaremos cocer varias horas (El tiempo de cocción se puede reducir si hacéis este caldo en una olla rápida).
Colamos este fondo y reservamos.

Pelamos el mango (que esté en su punto tirando a madurito), lo cortamos en trocidos pequeños y lo ponemos en un colador o un chino para que suelte el jugo, haciendo un poco de presión, pero evitando que los trocitos se espachurren demasiado.

Mezclamos el pato desmenuzado con los dados de mango y  un poco del fondo de pato. Es importante que no quede demasiado húmedo.

Preparamos una mantequilla de naranja, fundiendo un poco de mantequilla en un cazo y añadiéndole un chorreoncito de zumo. Esta mantequilla la utilizaremos para pegar algunas capas de pasta filo.

Para hacer los cilindros de pasta filo: 
La mayoría sabréis lo delicada que es la pasta filo. No podéis abrir el paquete y utilizarla así, despacito, si n más, porque se reseca en un momento. Hay que coger las láminas que necesitamos (En este caso, tres), y guardar el resto para que no se estropéen.
Cogemos la primera lámina, le untamos un poquito de mantequilla de naranja con una brochita (sin pasarnos porque quedaría demasiado grasienta) y le ponemos encima otra lámina.
Untamos también esta y ponemos encima la última.

Dividimos la lámina en seis pedazos alargados.

Cogemos uno de ellos, y en uno de los extremos le ponemos una cucharada bien llena de la mezcla de pato y mango.
Empezamos a enrollar por ese extremo varias vueltas y dejamos una parte sin enrollar. Si vemos que queda demasiado largo, cortamos un poquito.
Así, con los seis cilindros.



Los metemos al horno a unos 200º tumbados en una bandeja (Nosotros probamos a meterlos de pié como se puede apreciar en esta foto, pero algunos se caían y deformaban así que mejor tumbaditos sin que se toquen entre si).
Mientras se doran cortamos las batatas en tiras finitas (en plan patatas paja) y las freimos durante unos segundos en abundante aceite muy caliente.
Dejamos escurriendo sobre papel absorbente.

Reducción de naranja y mango:
Por otra parte, ponemos en un cazo un poquito de caldo, el zumo de naranja que nos ha sobrado (menos medio vasito) y el zumo de mango que salió de dejarlos escurriendo. La proporción es un cacillo de caldo y el resto, de los zumos.
Cogemos una cucharada de maicena y la diluimos en el medio vasito de zumo que dejamos sin calentar. Es importante que el líquido donde se diluye la maicena, esté frío, porque si no saldrán grumos.
Pues bien, echamos ese líquido con la maicena  en el cazo, una vez que ha hervido y dejamos a fuego bajo que vaya reduciendo y espesando, removiendo de vez en cuando para que no se pegue.

Para hacer las supremas de naranja:
Para sacar los gajos de la naranja debemos retirar la membrana que los protege y para ello, debemos cortar la parte inferior como superior de la naranja.

Sobre la tabla de trabajo colocamos la naranja, para eliminar la piel junto con la parte blanca.
Con un cuchillo apropiado ( más pequeño ) vamos sacando los gajos separándolos de la membranita, con cuidado para que no se partan.
Preparamos un almíbar ligerito, hirviendo unos 200 ml. de agua con la misma cantidad de azúcar.
Confitamos los gajos unos minutos en el almíbar, retiramos, y los dejamos escurriendo.

Montaje del plato:

Con una cuchara ponemos un pegotón de la reducción de mango en el plato y arrastramos con el envés de dicha cuchara. Así es como hacemos esa lágrima de color naranja que queda tan bonita.
Parace complicado pero no lo es. La clave está en hacerlo deprisa, con decisión.
Aquí lo hemos adornado con una hojita de menta.

En el otro extremo, colocamos tres supremas de naranja.

Lo siguiente, poner el cilindro bien calentito, y echarle en ese momento una cucharada del caldo por encima, para que moje la carne y se ponga jugosa.

Un montoncito de batata para acompañar, y listo.

miércoles, 27 de abril de 2011

CROQUETAS DE PUCHERO Y FINDE EN BARCELONA, FELIZ 40 CUMPLEAÑOS, CESAR!!!!


Ahora que todos acabamos de volver de las vacaciones de Semana Santa, hoy quiero contar un viaje que hicimos a Barcelona  hace algunos fines de semana, coincidiendo con San José,  .

Hasta ahora no he podido ponerlo, por falta total de tiempo pero ya no quería retrasarlo más.

Era un viaje planeado desde hacía meses, con motivo de la fiesta de 40 cumpleaños sorpresa de Cesar, el mejor amigo de Jose.
Desde Noviembre, por lo menos, llevaba planeándolo Julia, su novia.
Tiene mérito, consiguió reunir a todos sus amigos de diferentes puntos de España, sin que él ni siquiera se imaginara nada de nada.

Ya le hemos comentado que si alguna vez decide dejar su trabajo, tiene mucho futuro como organizadora de eventos.

Esa tarde aprovechamos para quedar con mi primo Miguel Angel (El hermano de mi prima Raquel, de la que ya os he hablado en alguna ocasión), su mujer y su preciosa hija Erín.

Ya por la noche, volvimos al hotel a arreglarnos para la fiesta.
Cuando llegamos al piso, nos quedamos alucinados.


Las fotos no hacen justicia a lo que había montado allí.


Mirad lo que tenía preparado Julia:



Es tan detallista, que hasta había comprado zapatillas para todos y les había puesto 40 como recuerdo).

Y a las niñas, unos juegos de toallas con sus nombres.
Por supuesto, las conquistó!!!

En serio, yo pensaba que era  una buena "organizanta", pero esta mujer me ha superado con creces.

En cuestión de comida, como buena gallega que es, había preparado viandas para un regimiento

Había de todo: Croquetas de diferentes tipos (aunque las de boletus triunfaron por goleada) tortillas de patata que había preparado la madre de Julia, ibéricos para parar un tren, brochetas de frutas...
Cuando Cesar llegó al piso donde íbamos a hacer la fiesta, pensaba que iba a entregarle un CD a un compañero de trabajo de su amigo Jose Luis (que fué el que hizo de cebo y lo estuvo entreteniendo toda la tarde).
Al entrar en el salón, y encender nosotros la luz y gritar ¡¡¡ SORPRESA !!!  por poco le da un patatús.
No tenía ni idea de que pasaba, empezó a ver nuestras caras y no le casaba que estuviéramos allí, y menos juntos (algunos no nos conocíamos entre nosotros).
Después de algunas lagrimitas y muchas carcajadas, reaccionó y la verdad es que la noche estuvo fantástica.

 Aquí el homenajeado con sus tartas ( si, digo sus tartas, porque a falta de una, tuvo dos !!!)

La que tiene el escudo del Sevilla, vino en avión directamente de allí, que tiene tela...
Y es que el amigo Cesar es un sevillista de los de verdad.

Yo había oido hablar mucho de estos amigos de Cesar, pero nunca habíamos coincidido, y decir que me cayeron fenomenal es decir poco.


La familia de Julia ( los padres,el hermano con su novia, sus abuelos) también estaban allí y gracias a eso tuvimos la oportunidad de conocerlos.

Cesar, menuda Familia "postiza" más buena has ido a encontrar, majo...


En estas fotos están juntos Jose, César y Jose Luis.
Los tres son amigos desde hace muchísimo tiempo, aunque Jose llevaba sin ver a Jose Luis ya 10 años, así que la alegría fué tremenda.

Al día siguiente, vueltecita por Barcelona.
Solo puse una exigencia en ese viaje: Ir al mercado de la Boquería.
 
Ya había estado hace años, pero tenía ganas de volver a verlo, sacarle muchas fotos y colgarlas aquí.
Viendo estas cosas tan ricas ¿no os dan ganas de comprarlo todo???

 Yo compré unas especias en la parada "La cuina internacional de Soley, gracias al consejo de Ana, del maravilloso blog LOVEFOOD y unas cuantas patatas violetas, que ya hacía tiempo que tenía ganas de comprarlas.





Estuvimos tomando unos creps en el puesto de Pablito, llamado CREPS BARCELONA

Os recomiendo que si pasáis por la Boquería, os paréis allí, los creps estaban deliciosos y Pablito es encantador.






También nos tomamos un zumito de esos raros que venden allí: El mío de mango y papaya, el de Julia de fresa y coco. Buenísimos!!!

¿Que se puede decir de Barcelona que no se haya dicho ya? Yo creo que nada.
Es dificil describir una ciudad tan bonita.
















A mediodía comimos en un restaurante cerca de las Ramblas  "Les quinze nits" que me encantó.
Nos tiramos un buen rato esperando cola para entrar. Yo, que nunca he sido de colas, no entendía por qué no íbamos a otro lado, pero la verdad es que mereció la pena la espera.
El sitio muy bonito, el servicio estupendo y rápido, buen precio  y los platos, realmente deliciosos.

Ya de allí nos fuimos un rato a descansar, porque por la tarde Jose y yo íbamos de por libre.
Y es que mi querido marido, un vitoriano del Bierzo, es mas culé que el propio Guardiola, así que como regalo de San José, compré un par de entradas para el partido del BarÇa contra el Getafe.
Disfrutó como un niño . Bueno, y yo también, la verdad. 
Yo nunca había estado en un estadio de futbol (bueno, hace dos años estuve en el Nou Camp pero solo de visita, y sin gente y con el cesped quitado, no es lo mismo, la verdad) y me quedé impresionada.
Es algo increible ver a tanta gente gritando gooooooool, diciendo uyyyyyyyy, o haciendo la ola.

De ahí para casa, que yo no me encontraba demasiado bien.
Ya el domingo, seguía  pachucha, y tampoco hicimos nada especial y al mediodía, pillamos el Ave de vuelta para Sevilla.

En fin, que un abrazo para todos los que estuvieron allí, espero que nos volvamos a ver pronto, y respecto a los que no conocía, deciros que ha sido un placer.

Y ahora voy con la receta de las croquetas de puchero de mi madre.
Ya me gustaría a mi tener la de las croquetas de boletus que hicimos en la fiesta,
pero estas también están muy ricas.
INGREDIENTES:
Carne de ave (pollo, pavo, gallina)
1 cebolla
Caldo de ave casero
Leche
Harina
Pan rallado
Sal
Pimienta
Aceite

ELABORACIÓN:
Esta receta se suele hacer en casa aprovechando que se hace caldo de puchero.
Aún no he puesto la receta que hacemos en mi casa del caldo, pero básicamente es la cocción de diferentes piezas de carne de ave (muslos, contramuslos,alas... ya sea de pollo, pavo o gallina) con  algúnos trozos de hueso salado, costilla salada y tocino salado (en Árahal le llaman rancio, y cuando vamos a la carnicería a decir que queremos hacer caldo, nos lo dan todo junto).
Bueno, pues en casa le solemos echar abundante carne para que,  además del propio puchero,  nos dé para hacer croquetas.
Esa carne ya cocina la picamos bien con unas tijeras, que quede muy pequeñita.
Cortamos la cebolla también muy menudita, y la pochamos en una sartén, a fuego muy flojo, para que no coja color.
Una vez pochada, añado la carne y lo refrío todo bien.
Vamos añadiendo poco a poco la harina para que se tueste (aunque no demasiado, no vaya a coger sabor).
No pongo cantidades porque dependerá de la carne que tengáis, y es algo que se va viendo a ojo, pero más o menos suelo echarle 3 o 4 cucharadas.
Poco a poco, según lo vaya absorviendo,  vamos echando también leche y caldo de ese mismo puchero, suficiente para hacer la masa.
Añadimos un poco de sal y de pimienta y dejamos enfriar esa masa.
Cuanto más fría, mejor se harán luego las croquetas, así que no hay que tener prisa.
Una vez que se ha enfriado, les damos forma, las pasamos por harina, huevo y pan rallado y las freimos.
Y ya están.

En la foto, mamá haciéndonos las croquetas.

lunes, 25 de abril de 2011

COMIDA DE TRONCHOS DE MI ABUELA ROSARIO

La Semana Santa me ha dejado sin palabras.
En el sentido literal.
O más que sin palabras, sin voz. No tengo voz desde el sábado.
Hoy he ido a clases, pero ya a mediodía ha sido llegar a casa y meterme en cama, y aquí sigo. Además de la faringitis, he pillado un catarro de caballo. No le falta ni un detalle: congestión  nasal, dolor de cabeza, una tos que me trae loca...
Pero lo que peor llevo es lo de no hablar. Esta mañana me pasé todo el rato con la libretita escribiendo todo lo que quería decir, menudo agobio (y menudo cachondeo para los compañeros, jejeje).

Antes de nada, agradecer a dos blogs estupendos como son CASA JOAN I SARA y COCINA Y LISTO, que me hayan concedido el premio Stylish Blogger Award por partida doble.
Es una tremenda ilusión que compañeros blogueros se acuerden de una para estos reconocimientos, habiendo tantos blogs de tantísima calidad.
Una de las condiciones es nominar a otros blogs, pero como es mi costumbre desde que empecé, me siento incapaz de escoger a unos y descartar a otros, la verdad.
Por lo tanto, os los brindo a todos los que seguís mi blog, para que lo coja el que quiera.
La otra condición es contar siete cosas sobre mi, así que para no aburriros, os remito a esta entrada mía en la que me lo concedieron por primera vez.


Esta receta hace tiempo que tenía ganas de ponerla, y aprovechando que Gmik hace un concurso en su blog "Mica en la cocina", aquí la traigo.
La temática del concurso me parece muy bonita, se trata de recetas que hayan pasado de madres o padres a hij@s, de abuel@s a nieto@s... en fin, esas recetas que todos tenemos en nuestras casas y que comemos desde que somos pequeños.

Llego por poquito, ya que el plazo termina hoy, pero con eso de la Semana Santa, llevo unos cuantos días desconectada así que me ha sido imposible ponerla antes.

En este caso, es un plato que viene de mi abuela, aunque probablemente también lo hiciera su madre, su abuela o sabe Dios...
Ahora es mi madre la que la hace, y yo suelo traérmela a casa en varios taper cuando voy a verla, y si me tiro tiempo sin ir, la hago. Pero vamos, de momento, ni de lejos me sale igual.
No es ni mucho menos una receta inventada por ellas. Es una comida que se hace habitualmente en su pueblo (Arahal), y probablemente en muchos pueblos, quizá con otros nombres (algunos le llamaran potaje,  berza...) y por supuesto mil y una variantes, porque es la típica receta que en cada casa se hace de una forma.

Y esta que pongo aquí es la forma como se ha hecho en mi familia, de generación en generación.

Es contundente, y muy rica.

Los tronchos son los tronquitos de las acelgas. Quitamos la parte de la hoja (Más tarde añadiremos algunas de esas hijas cortadas a cachitos y dejamos solo el tronchito.

Una cosa: Mi madre dice que se suele hacer añadiéndole un puñado de habicholones (alubias blancas). En mucha menos cantidad que los garbanzos, simplemente un buen puñado´. En esta ocasión no tenía y bueno, tampoco pasa nada, pues estaba muy rico.

INGREDIENTES:
Un buen manojo de acelgas
Garbanzos
Un puñado de habicholones (opcional)
Dos o tres patatas
Un buen pedazo de magro de cerdo o ternera
Un trozo de tocino de papada
Chorizo y morcilla
Uno o dos dientes de ajo
Un pimiento choricero
Pimentón
Sal

ELABORACIÓN:

Antes de nada, el día anterior habremos puesto en remojo los garbanzos.
Si le vais a echar también los habicholones, pues también los tenéis que poner en remojo, en un recipiente aparte.

Cogemos las acelgas y separamos los tronchitos de las hojas.
Los cortamos en dos o tres trozos y le quitamos bien los hilitos. Este paso es importante, para no pasarnos luego toda la comida con hilillos en la boca.

Cuando estén bien quitados se cortan  los tronchos a trocitos de unos 2 o 3 cm.

Echo los garbanzos remojados en el agua templada. (En caso de añadirle los habicholones, se los pongo antes, con el agua fría)

Lavo muy bien la carne (magro de cerdo o de ternera) y el tocino de papada y lo añado
Lo mismo con el chorizo y la morcilla.

Cojo un pimiento choricero y lo echo en un cazo con agua caliente puesta a hervir.

Cuando empieza a hervir, aparto el cazo del fuego,  separo la carnecita del pimiento y la echo a la olla donde está todo lo demás.

Echo un diente de ajo picadito o dos.

Ahora es el momento de añadirle los tronchitos y parte de las hojas (la cantidad de hojas a vuestro gusto. Mi madre a veces le echa el manojo entero, y otras veces menos, según sean de grandes), todo bien troceado y limpio.

Una vez que empiece a hervir, comenzará a soltar espuma, a causa de las impurezas de la carne, chorizos y demás, así que es importante desespumar.

Una vez que ya está hirviendo sin que salga esa espuma oscura, añado el par de patatas cortadas a trozos.
Para facilitar que espese el caldo, en lugar de cortarlas en tajo limpio, las "casco", osea,  no corto los trozos totalmente con el cuchillo, sino solo la mitad del trozo, y el resto lo arranco.
Así soltará el almidón y el caldo nos quedará más espeso, más gordito.

La receta que pongo, está hecha en olla exprés. De todos modos, por supuesto que se puede hacer en una olla tradicional, dejándo que cueza el tiempo necesario para que los garbanzos se pongan tiernos y añadiendo la patata justo al final.

Echo un poquito de pimentón, que tiña un poco el agua, y le añado un puñado de sal.

Cierro la olla rápida y lo dejo unos cinco minutos (Bueno, eso en la mía. Cada uno conoce su olla, ya sea rápida, express...)

Cuando termina la olla, si vemos que el caldo ha quedado algo claro, dejo un poco que cueza para que espese.

Otra opción para hacerlo más espeso: coger un poco de caldo con algunos garbanzos y patata y triturarlo.

Este es uno de esos platos que están más ricos de un día para otro, pues espesa más, y los sabores se asientan mejor.

Y aquí mi señora madre a punto de degustarlo.
Cuando vea que he puesto esta foto, seguro que me mata, pues es muy coqueta y aquí resulta que está en chandal, pero a mi me gusta, así que, mamá, no te mosquées, que otro día pongo una en la que estés toda arreglada.

sábado, 16 de abril de 2011

PASTEL DE CHOCOLATE


Lo primero de todo, y para que no digáis que no avisé, deciros que este pastel es un pecado.
Es imposible que no lo sea, porque es una tentación ambulante imposible de eludir.
Eso si, requiere una condición, y es que hay que ser muy pero que muy adicto al chocolate.
Si no, mejor tomarlo en una dosis muy pequeña.
Lo tenía en un libro de repostería y panadería que me compré hace unos meses, y me estaba mirando, incitándome a que lo hiciera.
El libro en cuestión se llama "Paso a paso, repostería y panadería" de la Editorial "Parragón"
Tengo varios libros de esta editorial, y nunca me han decepcionado, la verdad.
Todas las recetas están muy bien explicadas y tienen una pinta estupenda.    
La gota que colmó el vaso fué cuando mi amiga María, un día que estaba en casa, le echó un vistazo al libro y me dijo:
-"pero bueno, vaya pedazo de tarta!!!, ¿Que tal está? " 
a lo que yo respondí:
-"pues no se, aún no la he hecho"
la cara de pasmo que se le quedó y su respuesta de:
-"no me puedo creer que lleves 2 meses con el libro y aún no la hayas hecho"
me hicieron pensar en que tenía razón, y que no podía esperar más a probar tremendo pastel.

Además, la casualidad de que Rocío, del blog UN POQUITO DE ROCÍO , está haciendo un concurso de recetas con chocolate para celebrar sus 200 seguidores.
Muchos ya conoceréis este blog, pero si no, pasaros por allí. Con las cosas tan ricas que tiene, lo raro es que no tenga ya 2000 seguidores en lugar de 200.
 
Vamos, que tenía que hacerlo si o si.
Pues dicho y hecho.

No es un bizcocho de chocolate más, ni el relleno y la cobertura tampoco son un glaseado de chocolate más.

Realmente, es la bomba, y a partir de ahora, nuestro favorito.

Le he hecho alguna mínima modificación, porque no tenía todos los ingredientes, como por ejemplo el azúcar superfino dorado, o el golden syrup.

Una cosita, quería dedicarle esta entrada a una personas estupendas a las que ni siquiera conozco pero que estos días atrás se han portado fenomenalmente bien con mi madre.
Se trata de Rafi, Maria del Mar, Lídia, y Mari Tere, y en general, del personal que trabaja en el Hotel TRH Baeza.
Ya hacía tiempo que mi madre quería ir con una amiga suya a visitar Úbeda y Baeza, así que encontró por internet este hotel (los que leéis el blog habitualmente, ya habréis los comentarios que hace mi madre, que además de una honorable abuela, es una adicta a internet, sobre todo a los blogs de cocina y de labores) y allá que se fué con su amiga Carmen.
La idea era quedarse cuatro días, pero les gustó tanto y estaban tán a gusto en el hotel, que cambiaron el billete de tren y se quedaron 8.
Ha venido contando maravillas de las cosas tan bonitas que ha visto en estas dos ciudades patrimonio de la humanidad.
Y por supuesto, de lo bien que las habían tratado en el hotel, así que desde aquí quiero darles las gracias a estas personas tan estupendas por lo bien que se han portado con mi madre y por haber sido tan cariñosas con ella.

Y ya sin más dilación, voy con la receta:

INGREDIENTES:
Para el bizcocho:
175 gr. de mantequilla a punto de pomada
175 gr. de azúcar superfino dorado (Golden caster sugar). Yo utilicé azúcar normal.
3 huevos
3 cucharadas de sirope dorado (Golden syrup). Yo utilicé miel.
50 gr. de almendra molida
175 gr. de harina leudante (la bizcochona, o la del mercadona para bizchocos)
1 pizca de sal
50 gr. de cacao en polvo

Para el relleno y la cobertura:
225 gr. de chocolate negro troceado
50 gr. de azúcar de caña
226 gr. de mantequilla
5 cucharadas de leche evaporada (yo utilicé nata)
1/2 cucharadita de extracto de vainilla
 
ELABORACIÓN:
Precalentamos el horno a 180º
Vamos a hacer el bizcocho, y así, mientras se hornea, preparamos el glaseado.
En un cuenco tamizamos la harina, el cacao y la sal.
En otro bol, ponemos la mantequilla a punto de pomada,  junto con el azúcar y lo batimos bien (yo, como sabéis, utilizo siempre mi batidora de varillas) hasta que nos quede ubna mezcla ligerita.
Añadimos los huevos de uno en uno sin dejar de batir.
Añadimos también la miel y la almendra molida.
Dejamos ya la batidora de varilla, pues no la vamos a necesitar más.
Añadimos la mezcla de harina, cacao y sal, poco a poco, mezclando con una espátula.
Se nos quedará una consistencia bastante pastosa, así que el libro dice que se le añada un poquito de agua para darle una consistencia algo más ligera. A mi, lo de añadirle agua, me chirriaba un poco así que le añadí un chorrito de leche.
Todo bien mezclado, lo echamos en el molde previamente untado de mantequilla y forrado con papel de horno.
Lo metemos en el horno unos 35 minutos más o menos (ya sabéis, que el tiempo depende del horno, temperatura exacta, y todo eso) Pasado ese tiempo lo miráis con la prueba del palillo, y si sale limpio, listo.
Si veis que se os va a quemar por encima pero aún no está hecho, se puede tapar con papel de aluminio y dejarlo un rato más hasta que esté.
Una vez listo, sacamos del horno, dejamos diez minutos en el molde que se enfríe un poco, y a continuación sacamos el bizcocho y lo ponemos a enfriar sobre una rejilla metálica.

Mientras se está horneando, vamos con el glaseado, que nos va a servir tanto para rellenar como para cubrirlo.
El libro nos habla de calentar todos los ingredientes en un cazo de fondo grueso, pero yo, para evitar sustos, lo he hecho en un cazo, pero no directamente en la vitro, si no al baño maría. Siempre me gusta fundir así el chocolate y la mantequilla, creo que se les queda una textura muy buena, y nunca se quema.
Así que pongo un cazo al baño maría en la vitro y fundo el chocolate, con la manequilla, el azúcar moreno, la nata y la esencia de vainilla.
Una vez esté todo fundido, aparto del fuego y vierto el glaseado en un cuenco, para que se enfríe más facilmente.

Una vez frío el bizcocho, y frío el glaseado, vamos a la parte más divertida... perdón, la más divertida es cuando lo comemos así que rectifico: vamos a la segunda parte más divertida, rellenarlo y cubrirlo.




Cogemos el bizcocho y lo dividimos en dos, para poder rellenarlo.
Para ello, se puede utilizar:
              *Un cuchillo de sierra grande
              *Un hilo
También hay un artilugio que se llma "lira de repostería", pero yo no las tengo, así que con una de estas dos cosas me apaño.
Lo del hilo me da bastante buen resultado.
Atravesamos el bizcocho por la mitad con el hilo y listo.
El corte sale bastante recto, no se desmiga tanto y es facil que nos salgan las dos capas del mismo grosor. Con el cuchillo a veces me he torcido más.
Eso si, una vez que lo hayamos cortado, para evitar que no lo coloquemos exactamente igual que como estaba, viene bien marcar con un palillo.
Cogemos un palillo y lo partimos en dos. Ponemos una mitad en la capa superior y otra en la inferior, que queden exactamente uno encima del otro, como en la foto.


Así, ya podemos separar las dos capas sin problemas, pues cuando ya hayamos rellenado el bizcocho y lo queramos tapar, sabremos colocar la capa de arriba justo en sitio que estaba antes de dividir el bizcocho.
Es muy dificil que el bizcocho nos ha salido exactamente igual de cortado, y con este sencillo truco, evitamos que luego no se quede totalmente recto.
Bueno, pues hecho esto, separamos las dos partes y cubrimos la inferior con el glaseado de chocolate.
Si queremos, lo podemos calar antes con un poquito de almíbar para que quede más jugoso.
Una vez relleno, tapamos con el otro disco de bizcocho.
Ya podemos quitar los palillos.
Ahora ya solo nos queda untar la parte superior y los laterales con el resto del glaseado.
Para ello yo utilicé una espátula de pastelería pero si no tenéis, con un cuchillo plano o la lengua de silicona mismo, también os podéis apañar.


Como podéis ver en las fotos, yo le dejé bien marcados los trazos, porque me gusta el efecto que queda en los pasteles.
La capa tiene que quedar bien gordita. Ya de perdidos al río!!!!

Y bueno, pues ya está.

Lo podéis consumir ya, o bien dejar enfriar un poco el glaseado para que coja cuerpo.

Al día siguiente de hacerlo, creo que estaba más rico, tanto el sabor del bizcocho, como el glaseado.