Entre que he estado unos días fuera, y que he andado liada con unas galletitas, la verdad es que ya llevo tiempo sin actualizar el blog.
Las galletas en cuestión han sido un regalo para la 1ª Comunión de mi querida Paula, "Piru", como la llamamos a veces desde chiquitilla.
Desde aquí, le mando un beso muy gordo.
Me fué imposible asistir a la Comunión, porque en este mismo fin de semana que ha pasado teníamos la boda de mi cuñada Yoli, en Vitoria.
A la Piru, la conozco desde que nació.
En realidad, su tita Esther (de ya os he hablado en el blog en algunas ocasiones) y yo vivimos juntas la espera de su nacimiento. En la distancia (pues Paula nació en Madrid), colgadas del móvil, para enterarnos de como iba transcurriendo todo.
Ahora, como vivo en Rota, no nos vemos tanto, aunque ella siempre ha sido y será especial para mi.
Es la niña que llevó las arras en mi boda, hace dos años.
Una personita que con siete años fué capaz de tenernos la noche antes de la boda, a unos cuantos que nos fuimos un día antes al hotel, pendientes de ella toda la cena, por lo bien que se expresaba y las cosas tan interesantes que contaba, a pesar de su edad.
Un cielo de niña, además de preciosa. Anda que no les va a dar guerra a los padres cuando empiece con la edad del tonteo, jejeje!!!!
Vamos, que por mi forma de hablar de ella creo que se nota lo mucho que la quiero, prácticamente la considero una sobrina.
Este verano me la quiero traer unos días con nosotros a la playa, y le voy a enseñar a hacer galletas y cupcakes. Está deseando!!!
Ah, y no me olvido de su hermano Guille, jejeje, un bichillo de cuatro años al que también quiero un montón.
En fin, que aunque no pude ir a la Comunión, me hizo mucha ilusión hacerle los detallitos que pensaba regalar a sus invitados.
Principalmente, le hice galletas de dos tipos, unas eran de muñequita, y las otras de traje de princesa. Todo combinando el color blanco con diferentes tonos rosas, pues a ella le encanta ese color.

Todas ellas iban en su correspondiente bolsita de celofán, y con su tarjetita, y montadas en una cesta de mimbre que adorne con dos tipos de lazo.
Cuando se las llevé, me encantó ver la cara de ilusión que puso. Ya solo por eso mereció la pena todo el trabajo que llevan este tipo de galletas.
Se las he hecho con mucho cariño, y la verdad es que estoy muy contenta con el resultado, creo que son de las más bonitas que he hecho.
La receta, es la que utilizo casi siempre , aunque con un poco más de harina para que no me resultaran tan frágiles.
INGREDIENTES:
Para la masa de las galletas:
250 gr. de mantequilla
75 gr. de azúcar glass
400 gr. de harina
1 yema
A mi me gusta añadirle 1 cucharadita de esencia de vainilla.
Para la glasa:
Aproximadamente unos 200 gr. de azúcar glass industrial por cada clara de huevo.
Cremor tártaro o unas gotitas de zumo de limón.
Esencia de vainilla u otra que nos guste (y que case con el aroma que le hayamos puesto a las galletas)
Colorantes alimenticios
Para la decoración con fondant:
Yo utilizo el Fondant y la Pasta de modelar de la marca Ballina
Necesitaremos también algunos cortadores y sellos para perforar o dar relieve, bolitas pequeñitas, etc...
ELABORACIÓN:
En primer lugar, la mantequilla debe estar a punto de pomada, y para eso deberá llevar un rato fuera de la nevera y una vez que está a temperatura ambiente, debe trabajarse con una espátula o cuchara de madera o silicona dándole una textura cremosa.
DOS DATOS IMPORTANTES SOBRE LA MANTEQUILLA:
* No vale meterla al microondas para que se derrita porque se nos quedaría muy líquida. La idea es que quede como una crema.
La mayoría de las veces lo hago con las manos o ayudándome de una espátula, pero desde que tengo la Thermomix, a veces la amaso ahí.
Añadimos la harina tamizada poco a poco para que la masa la vaya absorbiendo y amasamos bien.
Lo dejamos reposar en el bol aproximadamente 1 hora dentro de la nevera sin tapar.
Pasado ese tiempo, la voy sacando poco a poco (sore todo si las hacemos ahora en cerano, para que no se nos caliente debido al calor que hace), amaso un poquito con las manos enharinadas, y la extiendo con el rodillo entre dos trozos de film de plástico.
Es importante que quede bien uniforme, para que cuando la decoremos
El grosor ideal es 1/2 cm más o menos.
Las corto con los cortapastas y las meto en el horno precalentado a 175º
Al no llevar levadura, no es necesario dejar demasiado espacio entre ellas, porque no crecen mucho. Con uno o dos cm. es suficiente.
Lo que si debemos es ponerlas de tamaños similares, porque si horneamos juntas galletas de varios tamaños, las más pequeñas se pueden quemar o las grandes no terminar de hacerse.
El tiempo de cocción suele ser 15 minutos pero dependerá del tamaño de las galletas.
Cuando estén listas, las sacamos y las dejamos enfriando en una rejilla.
Es importante pasarlas a la rejilla con mucho cuidado, porque en este momento las galletas están muy frágiles y se parten con mucha facilidad. Una vez que se hayan enfriado ya son algo más resistentes, sobre todo con este poquito más de harina que le he añadido.
Pasadas un par de horitas, cuando ya estén bien frías y más duritas, ya podemos empezar a decorarlas.
La decoración está hecha con fondant (los vestidos de princesa) y fondant y glasa (las muñequitas).
Las florecitas que llevan muchos de los vestidos están hechas con pasta de modelar Ballina o con fondant.
He utilizado unos cortadores de flores, y unos sellos que compré para la ocasión y que me han encantado.
Para las muñequitas, me he inspirado un poco en las que tiene Yolanda en su blog desirvientadas.
Las de los trajes, las fuí improvisando sobre la marcha.
Una vez hechas, hay que dejarlas secar bien algunas horitas.
Yo, para eso, las meto en la bandeja y la rejilla del horno, (aseguraros que está totalmente frío) y así no les puede entrar ningún bichillo ni tampoco les de demasiado aire.
Eso si, tanto de una como de otra, no hay ninguna igual. Todos los vestidos y todas las muñequitas son distintos.


Luego, las dejo toda la noche en cajitas de lata, separando una fila y otra con papel de horno.
Ya al día siguiente, se pueden embolsar.
Esta receta de galletas duran muchísimo en las cajas de lata, y si las embolsamos para regalar, se conservan perfectas, al menos, una semana. Probablemente aguanten algo más, pero no lo he comprobado.
Pongo esta fotito de ella el día que se la llevé, porque su madre me dijo que no había problema, y así veis lo linda que es.
Según me he enterado, les han gustado mucho a los invitados, así que misión cumplida.